Editorial: ¿En qué no están de acuerdo?

Pablo García

El cinturón ajusta, el tremendo gasto en importación de combustibles y energía puso en rojo la balanza comercial, y la necesidad de contar con dólares para darle a las empresas y bancos multinacionales, para financiar importaciones y para pagar deuda externa, presiona y presiona. En todos los diarios y programas de televisión, en sus secciones de política nos machacan y nos machacan, Macri, Massa, Scioli y kirchneristas disputándose el favor de la opinión pública para sus candidaturas.
Lo que discuten es como garantizar gobernabilidad y quién de ellos podría hacerlo. La rebelión popular del 2001 le marcó la cancha al gran capital (local o extranjero), el pueblo argentino dijo “¡no da para más!”. De ahí los gobiernos que siguieron debieron entregar parcialmente muchas de las reivindicaciones exigidas, de orden social y económico, como democráticas. Ahora que el cinturón empieza a ajustar otra vez, el verdadero debate entre ellos es si la explotación del pueblo contemplará que coma miserablemente o ni eso, si se puede o no mantener “el gasto social”, y si no se mantiene, qué consecuencias puede tener, el gobierno lo ve indispensable para garantizar estabilidad y que una crisis social no les explote en la mano, con las consecuencias negativas para las ganancias que eso puede tener.
Todas las partes acuerdan en sacar del trabajo del pueblo el máximo de ganancias posibles. Todos acuerdan en que si la protesta social crece hay que endurecer la represión. Todos acuerdan en pedir nuevos créditos al exterior. Todos acuerdan en invitar a las grandes multinacionales a saquear el país. Mientras Sergio Massa y Macri golpean la puerta de la embajada norteamericana, al grito de “soy tu candidato”, el gobierno nacional vuelve al trote del endeudamiento internacional. Sacarle al pueblo hasta la última moneda para garantizar las ganancias, o sacarle casi todo pero con algún paño frío. Sin un gramo de progresismo, o con discurso progresista. Mirando de reojo, a ver si el pueblo salta o no, cuanto más aprieta la soga a la altura del cuello. Proteger la santa ganancia del gran capital, en eso, todos de acuerdo.

La “mano dura” de Massa, Macri y Scioli.

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Luciano Cornelli

El pasado 22 de marzo, en la ciudad de Rosario, fue ejecutado a golpes por unas cincuenta personas el joven David Moreira luego de ser acusado de un presunto robo de una cartera. El hecho fue levantado por la mayoría de los medios de comunicación y sirvió para volver a instalar como eje central de discusión el “problema de la inseguridad”. Merece una nota aparte analizar cómo las corporaciones mediáticas abordaron la noticia y como aprovecharon nuevamente para bombardear a la opinión pública con la exigencia del endurecimiento de las penas.

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La Educación al container, informe sobre la nueva implementación de la Ciudad

Por Nahuel Ceres.

Imágenes de M.A.F.I.A

Previo al comienzo del ciclo escolar de este año se hicieron públicas las medidas del gobierno porteño y con ellas, surgieron los reclamos del pueblo sobre las mismas.

El ministro de educación de la Ciudad, Esteban Bullrich, comunicó que 12 mil chicos no tendrán lugar en las escuelas porteñas. Anteriormente, el gobierno había aprobado la compra de cuarenta aulas conteiner por la suma de 250 millones de pesos. Además, ofreció disculpas por el mal funcionamiento del nuevo sistema de inscripción online, que tuvo su flamante estreno éste año.

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